Sostenibilidad es impacto sobre el entorno, Resiliencia es preparación para la reacción del entorno.
Los sistemas agroecológicos diversificados son más resilientes, esto es, tienen una mayor capacidad para recuperarse de las perturbaciones, en particular de fenómenos meteorológicos extremos como la sequía, las inundaciones o los huracanes, y para resistir el ataque de plagas y enfermedades. Tras el azote en 1998 del huracán Mitch en América central, las explotaciones agrícolas basadas en la biodiversidad, en particular la agroforestería, la labranza en curvas de nivel y los cultivos de cobertura, retuvieron entre un 20 por ciento y un 40 por ciento más de la capa superficial, sufrieron menos erosión y registraron menos pérdidas económicas que las explotaciones vecinas con monocultivos convencionales.

Gracias a que mantienen un equilibrio funcional, los sistemas agroecológicos tienen mayor capacidad de resistir el ataque de plagas y enfermedades. Las prácticas agroecológicas recuperan la complejidad biológica de los sistemas agrícolas y promueven la comunidad necesaria de organismos que interactúan entre sí para autoregular los brotes de plagas. En la escala del territorio, los territorios agrícolas diversificados tienen un mayor potencial para contribuir a las funciones de control de plagas y enfermedades.
A lo largo de este 2020 se ha puesto en evidencia cómo una situación de crisis global como la actual acentúa la necesidad de una mayor celeridad en la toma de decisiones trascendentales que lleven a la acción y sean capaces de lograr un cambio real. Hemos sido testigos de cómo la pandemia ha acelerado la urgencia de abordar, con más ímpetu si cabe, los desafíos a los que ya nos veníamos enfrentando con anterioridad: la reducción de la desigualdad, el cambio climático y la apuesta por la sostenibilidad. Es ahora más importante que nunca atajar estas cuestiones con el fin último de reconstruir un nuevo mundo futuro, contextualizado en la era post-covid, donde imperen valores de igualdad y sostenibilidad.

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) elaborados por Naciones Unidas definen precisamente los lineamientos a los que es benéfico sumarse para generar procesos de sostenibilidad tanto internos en las empresas y organizaciones como externos en las sociedades y países. No obstante, lo que muchas veces se olvida es que la sostenibilidad comienza desde uno de los factores más importantes que existen del mundo: la resiliencia.
Los enfoques agroecológicos pueden igualmente mejorar la resiliencia socioeconómica. A través de la diversificación y la integración, los productores reducen su vulnerabilidad en caso de que falle uno de los cultivos, especies de ganado u otro producto. Reduciendo la dependencia de los insumos externos, la agroecología puede reducir la vulnerabilidad de los productores al riesgo económico. La mejora de la resiliencia ecológica va unida a la mejora de la resiliencia socioeconómica; al fin y al cabo, los seres humanos son parte integrante de los ecosistemas.
La Sostenibilidad debe ser “resiliente” y la Resiliencia debe ser sostenible
