¿Agile?

Lo oímos a menudo, sabemos que mejora la productividad y que alivia los flujos de trabajo, pero no sabemos qué tenemos que hacer para aplicar la metodología Agile a nuestra empresa.

Agile tiene su origen en febrero de 2001 cuando 17 expertos en desarrollo de software elaboraron, durante un encuentro en Estados Unidos (Utah), un documento a favor de los nuevos métodos ágiles de actuación.

Las metodologías ágiles son aquellas que permiten adaptar la forma de trabajo a las condiciones del proyecto en cada momento. Por agile entendemos métodos de trabajo donde los requisitos y soluciones evolucionan con el tiempo según la necesidad del proyecto. Es un método que permite respuestas rápidas a las valoraciones que se realizan del propio proyecto, y eso es precisamente lo que define su naturaleza: su carácter ágil. Un carácter, por cierto, que tiene su fundación en un manifiesto de cuatro puntos primordiales…

1.- Las personas y las interacciones son la prioridad siempre, incluso por encima de los procesos y las herramientas.

2.- Que el producto funcione perfectamente es más importante que una documentación extensa al respecto.

3.- Colaborar con el cliente siempre será preferible a establecer una negociación contractual.

4.- El proceso de trabajo siempre debe responder ante el cambio, y nunca envararse en un plan estricto.

Lo interesante de este método, sin embargo, es que no se queda en los cuatro puntos de su manifiesto, sino que los extiende hacia 12 principios que amplían la efectividad de la metodología AGILE.

a.-Satisfacer al cliente entregándole un producto con valor es la prioridad máxima.

b.-Los requisitos pueden (y casi que deben) cambiar, independientemente si nos encontramos al principio o al final del proyecto, ya que esos cambios siempre enriquecerán el producto final.

c.- La idea es entregar un producto funcional en un período corto de tiempo.

d.- Desarrolladores y responsables del negocio deben trabajar hombro con hombro.

e.- La comunicación entre los miembros del equipo ha de ser, cara a cara.

f.- Apreciación, confianza y empoderamiento deben ser las tres coordinadas básicas del ambiente de un equipo que siga la metodología AGILE.

g.- Que el producto sea funcional será el indicativo del progreso del proyecto.

h.- Un desarrollo sostenible siempre será deseable.

i.- Es necesario perseguir la excelencia técnica y la calidad del diseño para mejorar así la agilidad del proyecto.

j.- Simplicidad, tu mejor amiga.

k.- Hay que permitir que los equipos se auto-gestionen para que produzcan mejores productos.

l.- Revisar el proyecto y permitir que este se adapte a los cambios conducirá a un clima en el que el equipo reflexionará sobre el producto.

Las metodologías ágiles y en general la cultura agile tiene su inicio, cuando se observa una reacción en contra de métodos demasiado estructurados y estrictos como el método waterfall. Este tipo de métodos con una estricta planificación inicial no permitían a los equipos de trabajo adaptarse a los cambios ni reaccionar a nuevas peticiones y demandas. En un sector en el que cada vez se producían más cambios, más radicales y de manera más constante, estas metodologías clásicas no se adaptaban y no proporcionaban un método de trabajo efectivo a los equipos de desarrolladores.

Hay una serie de razones por las que tu equipo ya debería estar trabajando con metodología ágil:

El cambio es acogido y menos traumático: es fácil acomodar cambios en cualquier momento y fase del proyecto. De esta manera se eliminan características innecesarias del producto final.

El objetivo final puede ser desconocido. Estas metodologías son ideales para aquellos proyectos que no tienen un objetivo o finalidad concreta. Según avance el proyecto, según las necesidades tanto del cliente como del equipo de trabajo, el resultado final será uno u otro.

Entrega más rápida y de mayor calidad: Agile es un método más eficiente, y por tanto, genera un menor coste y un menor tiempo de trabajo.

Interacción fuerte y continua entre miembros del equipo. El trabajo en equipo mejora la motivación de los trabajadores y su implicación con los proyectos.

Se escucha más a los clientes, ya que se pueden adoptar cambios durante el transcurso del proyecto.

Mejora continua: La metodología ágil favorece la revisión y cooperación de muchos miembros de un equipo y su estructuración más flexible permite detectar y solucionar errores de manera más directa.

Agile es una filosofía de valores que se materializa en diferentes metodologías, como Scrum, XP (Extreme Programming), Kanban, Lean, Crystal o FDD, según el área en la que se apliquen.

Aun así, ser ágil no es una receta que garantice el éxito. La flexibilidad y el poder de adaptación al cambio que ofrece conllevan un coste cultural y de implementación que ha de ser valorado en profundidad antes de decidir su implantación. Habrá ciertas áreas de trabajo en las que no se requiera este sistema, pero sí otras en las que la agilidad sea la llave maestra de muchas puertas.

«Lo que hacemos en la vida tiene su eco en la eternidad”

Gladiator

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